Hace casi un año murió mi madre; me dejó una sensación de desolación que parece que me acompañará siempre. También dejó dos librerías funcionando en la colonia Roma de la ciudad de México. Mis hermanos y yo decidimos conservarlas. Todos tenemos intereses diferentes, trabajos extenuantes, carreras en ciernes, pero la vida nos puso enfrente cientos de miles de libros y hay que hacer algo con ellos. Éste es el diario de la librería.
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